La enorme clase de la corrida del Pilar lidiada ayer en Madrid ha sido el primer acontecimiento de San Isidro. Y la que ha puesto el listón en lo alto del prestigio para marcar lo que queda de feria, prácticamente la totalidad.
¡Qué emoción ver las embestidas de los pilares! De aquel bastardero, que tuvo la mala suerte de abrir la tarde –también casi la feria- y en cualquier otra ocasión hubiera sido premiado con la vuelta al ruedo. Ese gran toro, que va estar nominado el mejor del ciclo, que embestía con tanta fijeza y nobleza a las telas de Javier Cortés, al que Madrid despidió con una gran ovación mientras era arrastrado al desolladero. O aquel Mirilla, que también fue otro espectáculo, al igual que el resto del encierro –únicamente el quinto bajó con respecto al resto-, que defendieron el prestigio y la grandeza de esta ganadería.
Fue otra tarde de oro de esta divisa charra, del Pilar, que tantos éxitos ha propiciado en Las Ventas, con infinidad de toros para el recuerdo y ayer, otra vez más, protagonizó una tarde para el recuerdo. Porque las alegres arrancadas al caballo, la humillación, la fijeza, la clase… fueron las notas de ese encierro enviado desde los campos serranos de Tamames para rubricar el primer gran acontecimiento de San Isidro y dejar escrita otra página de oro para el legado de esta ganadería. Y del propio Campo Charro.
Lo raro es que siendo procedencia Domecq no se hubiesen apuntado todos los gallitos del corral, dicho con toda la guasa del mundo jeje
Toros que tantas veces paso a ver desde Aldeanueva a la Venta en un agradable paseo..
Enhorabuena por tantos éxitos.