El toreo alumbra a un niño prodigio. Al mirobrigense Marco Pérez, quien a sus ocho años fue capaz enloquecer a La Glorieta en el tentadero público celebrado en las vísperas de la reciente feria.
Marco Pérez sorprendió con su desparpajo y el arte que atesora formando un auténtico alboroto por segundo año consecutivo. Causó sensación desde el instante que desplegó su capotillo para entusiasmar con verónicas y chicuelinas. Después, ya con la pañosa hizo de todo, derechazos y naturales, espaldinas, trincherazos y afarolados. Un niño prodigio, un pequeño ruiseñor de los ruedos.
El niño es hijo de Vicente Pérez, novillero de finales de los 80 natural de Ciudad Rodrigo que llegó al toreo avalado por el gusto y la clase. Coetáneo del actual banderillero Domingo Siro ‘El Mingo’ o de su paisano José Ramón Martín -maestro de la criatura, junto a José Ignacio Sánchez, el director de la Escuela salmantina-, protagonizó varias actuaciones para el recuerdo, una de ellas en un festejo de promoción en Las Ventas. Tras varios años en el escalafón de novilleros y ante la dificultad de abrirse futuro dadas las escasas oportunidades, decide hacerse banderillero y pronto empieza a destacar, para formar parte de la cuadrilla de José Ignacio Sánchez, quien apuesta por Vicente.
Forjando ya un nombre entre la gente de plata gracias a su excelente brega, en abril de 1992, en el homenaje celebrado a Julio Robles en Salamanca sufre un percance de gravedad al lastimarlo el novillo contra el bulardero y producirle una seria lesión en la rodilla derecha que lo obliga a retirarse del toreo. Entonces se abre el telón de tiempos muy duros y marcados por la intensa rehabilitación hasta que un día le comunican que que no puede volver a torear y, entonces, el mundo se le vino abajo. A los pocos meses Salamanca le tributa un homenaje en La Glorieta y ya Vicente, que además de buen torero es una excelente persona, empieza a asimilar la realidad.
Desde entonces se instala en su Ciudad Rodrigo natal y pone en marcha una carnicería ganándose a todo el mundo por su seriedad y buen hacer, hasta que ahora el toro ha vuelto a su vida gracias a su pequeño Marco. El niño que ha enamorado a la afición y a sus ocho años ya es un prodigio. Ojalá que consiga alcanzar ese éxito que mereció su padre y ahora Marco ha iniciado la senda saboreando ya los primeros aplausos y los olé de la emoción. ¡Suerte!
Estimado Paco, he visto la entrevista que te han hecho, y me ha convencido tu forma de hacer periodismo. Además he visto lo que has escrito en internet sobre la feria de San Isidro. No te conocia, e incluso he preguntado al Maestro El Inclusero, sobre tu persona, quien muy amablemente me ha indicado que eres un periodista que se preocupa por hacer las cosas bien.
En cuanto Marco Pérez, solo con verle como se pone delante, lo dice todo, llegara o no, solo el tiempo lo dira, pero tiene madera y maneras de torero.