El ejemplo de Enrique Ponce

La inmarchitable veteranía de Enrique Ponce continúa siendo un faro para el toreo. Su ejemplo, ¡después de 30 años! vuelve a quedar de nuevo presente en otra lección de dignidad, de amor a la Tauromaquia en un gesto auténtico. Ahora, para inaugurar el nuevo año, anima la campaña venidera al anunciar que matará ‘Adolfos’ en la Feria de Teruel para la corrida aniversario de la tragedia de Víctor Barrio, junto a los otros dos actuantes de esa maldita tarde -Curro Díaz y Morenito de Aranda-. Eso es honrar al toreo y darle toda la categoría que deben tributarle los protagonistas. Porque ese gesto de Ponce es de figura, de algo que siempre hicieron los que mandaban en el toreo.

Por esa razón hay que descubrirse ante el maestro valenciano que escribe su historia a golpe de triunfos basados en su técnica, empaque y torería. Un año sí y otro también después de matar más allá de las llamadas corridas ‘comerciales’, otras de las que espantan a las llamadas figuras y también en numerosas ocasiones las ‘duras’ para demostrar su grandeza -ahí está sus hoja de servicios con ‘Victorinos’, ‘Adolfos’, ‘Cebadas’…-. Como ahora en Teruel para honrar a Víctor Barrio, en la  mejor noticia taurina de esta Navidad y que supimos gracias a José Luis Benlloch tras publicarla en Aplausos.

Vaya por delante que aún reconociendo lo que es Ponce y todo lo que significa, en su gloriosa carrera nunca fui declarado ‘poncista’, pero al final hay que tener objetividad para rendirse ante el toreo más inteligente que vieron mis ojos. El que siempre da la cara y no se esconde y, aunque también en su momento tuvo cosas censurables, su dignidad y categoría profesional ha tapado todo lo demás. Ahí está su temporada 2016 como verdadero colofón a tres décadas de grandeza. O la que en breve comienza donde ya ha dado el do de pecho al anunciarse con ‘Adolfos’. Porque esos es el gesto de una figura.

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Acerca de Paco Cañamero

En tres décadas juntando letras llevo recorrido mucho camino, pero barrunto que lo mejor está por venir. En El Adelanto me enseñaron el oficio; en Tribuna de Salamanca lo puse en práctica y me dejaron opinar y hasta mandar, pero esto último no me gustaba. En ese tiempo aprendí todo lo bueno que sé de esta profesión y todo lo malo. He entrevistado a cientos y cientos de personajes de la más variopinta condición. En ABC escribí obituarios y me asomé a la ventana de El País, además de escribir en otros medios -en Aplausos casi dos décadas- y disertar en conferencias por toda España y Francia. Pendiente siempre de la actualidad, me gustan los toros y el fútbol, enamorado del ferrocarril para un viaje sugerente y sugestivo, y una buena tertulia si puede ser regada con un tinto de Toro. Soy enemigo del ego y de los trepas. Llevo escrito veintisiete libros -dos aún sin publicar- y también he plantado árboles. De momento disfruto lo que puedo y me busco la vida en una profesión inmersa en época de cambios y azotada por los intereses y las nuevas tecnologías. Aunque esa es otra historia.

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