¡Qué grande es usted, doctor Crespo! ¡Que orgullo que los toreros tengan la protección de sus manos! ¡Qué felicidad, amigo Enrique, tener cerca de un hombre que hace tanto bien! Y es que el doctor Enrique Crespo, con su sabiduría, ha vuelto a obrar el milagro en el presente Carnaval del Toro de salvar vidas. Arrojo con admiración mi gorrilla charra a los pies de este galeno con manos de oro que ha conseguido ser figura en la cirugía taurina fusionando su talento médico con la humanidad de la que hace gala en cada paso de su vida. Y lo hace escribiendo cada año páginas gloriosas en las enfermerías españoles. Desde ferias de prestigio a festejos populares en los que el peligro siempre acecha. Es el caso de la vieja Miróbriga, de Ciudad Rodrigo en su Carnaval del Toro que tiene en el doctor Crespo a ángel. A quien vela para sanar las heridas de las astas que rompen las entrañas y obrar el camino de la recuperación.
Ciudad Rodrigo, en gratitud a quien hace tanto bien, le concedió hace dos años el privilegio de ser pregonero mayor gracias al buen tacto de Juan Tomás Muñoz, el alcalde, pero todo cuanto se le reconozca es poco. Qué felicidad tiene que sentir desde la eternidad su abuelo materno, Julián Rubio López, glorioso teniente general de Aviación, que era mirobrigense, al ver a su nieto salvando vidas en el mismo lugar donde él vio la luz.
O su padre, aquel otro ángel llamado Antonio Crespo Neches que fue máxima figura del bisturí y al que conocí un Jueves Santo de finales del pasado siglo con ocasión de entrevistarlo en su casa de la zamorana Rúa de los Francos y ya fue amigo para siempre, hasta su muerte acaecida en vísperas de la Navidad del 2009. Seguro que allá donde esté y siempre fiel a su habano lo embarga la emoción al ver cómo su hijo Enrique ha sido su más fiel discípulo.
Si por algo me hubiera gustado ser torero es para pagar con la moneda de la gratitud y con el tributo de la admiración en un brindis. Porque no hay palabras suficientes en el diccionario para poder alabar a Enrique Rubio, un hombre que con sus manos de oro cada mañana se levanta para hacer el bien.
…si mi hermano es grande con el bisturí , usted lo es con la pluma…muchas gracias por esas palabras hacia el Dr.Crespo Rubio…
A D. Enrique Crespo con D. Máximo García Padrós ….y otros cirujanos de heridas por asta de toros debíamos reunirlos cada año en dos o tres seminarios, bajo el esponsor de cualquier entidad pública o privada, en en el sentido de explicar a generaciones nuevas la cirugía de este campo que nada tiene que que ver con la cirugía clásica, tan buena y positiva como la otra.
Le respeto de siempre pero ahora le venero como un torero a seguir más y allí sigo a curro Diaz y a Urdiales , por la cátedra sentada este febrero 2019 en Albero charro . Que grande de verdad y que manera de comunicar con la verdad por delante !! Olé.